Aguas Calientes Maquía, un tesoro natural…

Aguas Calientes Maquía, un tesoro natural que aún no se descubre

Por: Valeria Saldaña, bióloga, y Marcial Martínez, ingeniero forestal, cooperantes del CEDIA 

Desde hace más de diez años, los contamaninos, sus autoridades y organizaciones representativas de la sociedad civil de la provincia de Ucayali vienen expresado, a través de cartas y memoriales al Gobierno Regional de Loreto y al Estado peruano, su interés en conservar las riquezas naturales de “Aguas Calientes Maquía”. Se espera que este espacio natural se establezca como un Área de Conservación Regional (ACR).

Esta zona de nuestra Amazonía sobresale por sus recursos naturales y belleza paisajística, posee cataratas, cadena de montañas y aguas termales únicas en Loreto, así como humedales, fauna y flora silvestre que son el orgullo de toda la población contamanina.

Foto: Diego Perez. Catarata de la zona de la propuesta Aguas Calientes Maquía. Contamana en la provincia de Ucayali, Loreto

Con el pasar del tiempo y en la espera de su establecimiento como área de conservación regional, Aguas Calientes Maquía viene sufriendo múltiples y devastadoras amenazas relacionadas con invasiones por parte de traficantes de tierras, extracción ilegal de madera y de peces, siembra de cultivos ilícitos, entre otros. Estas amenazas ponen en riesgo los ecosistemas frágiles que existen en el área (bosque de montañas y humedales) y vulneran la vida de muchas familias que se benefician de las fuentes de agua aptas para consumo y de los alimentos (flora y fauna) que ofrece esta zona.Por estas razones, las autoridades, la población y la Asociación de Pueblos Cinco Unidos[1] hacen énfasis en la importancia de salvaguardar y conservar Aguas Calientes Maquía, estableciéndola como ACR. Esta acción garantizaría la conservación y uso sostenible de los recursos naturales, brindándoles bienestar a las familias de la zona y permitiéndoles desarrollar actividades que mejoren sus ingresos económicos, sin que dejen de lado sus prácticas culturales y ancestrales que realizan en armonía con la naturaleza.

Foto: Ana Venturo. Taller realizado en la comunidad campesina ribereña Canelos, en la provincia de Ucayali, Loreto

Sin embargo, el proceso de establecimiento no se ha encaminado de la mejor manera, ya que este presenta dificultades que consideramos “cuellos de botella” y que son la causa de la demora y el torpe avance de su establecimiento. Por ejemplo, hasta la fecha no se cuentan con lineamientos y herramientas para los procesos de redimensionamiento de los Bosque de Producción Permanente (BPP)[2], porque la autoridad competente, es decir el Servicio Forestal y de Fauna Silvestre – SERFOR, aún no tiene claro el proceso de Zonificación Forestal (ZF) en nuestro departamento. Este proceso se viene desarrollando mediante cuatro módulos y actualmente nos encontramos recién en el módulo I, debido a la magnitud de la superficie y complejidad de los ecosistemas que se encuentran en esta parte del Perú.Este módulo I, al que nos referimos, corresponde a la Zona de Protección y Conservación Ecológica – ZPCE que comprende los ecosistemas priorizados para la conservación de la biodiversidad, incluyendo Áreas Naturales Protegidas (ANP). Su análisis consiste en valorizar los espacios que correspondan a ecosistemas frágiles que, por su baja resiliencia o capacidad de retorno a sus condiciones originales, resultan inestables ante cualquier acción humana[3]. Por este motivo, en estas zonas no se podría desarrollar otra actividad que no fuera de conservación.

Foto: Diego Perez. Catarata de la zona de la propuesta Aguas Calientes Maquía. Contamana en la provincia de Ucayali, Loreto.

El otro cuello de botella es la superposición del área con algunas propuestas de Reserva Indígena (RI) que, hasta el día de hoy, no cuentan con el Estudio Previo de Reconocimiento (EPR) o el Estudio Adicional de Categorización (EAC), debido a que no se tienen los lineamientos, protocolos ni el presupuesto para solventar estos estudios que permitirían identificar por donde se encuentran o transitan los Pueblos Indígenas en Aislamiento o Contacto Inicial (PIACI). Esta información contribuiría a terminar el proceso de establecimiento del ACR, sin vulnerar los derechos de estos pueblos.

Frente a ello, el Gobierno Regional de Loreto (GOREL), las organizaciones y aliados estratégicos han sumado esfuerzos para generar espacios de diálogo y definir acuerdos con las autoridades competentes. Entre ellas se encuentran el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas – SERNANP, el Servicio Forestal y de Fauna Silvestre SERFOR y el Ministerio de Cultura – MINCUL, a fin de exponer el sustento de los beneficios sociales, ambientales y económicos de Aguas Calientes Maquía. Esta área natural se convertiría en una acción clave en gobernanza ambiental y de conservación, que tendría que ser vista como prioridad por las autoridades regionales y nacionales.

Si se establece el Área de Conservación Regional Aguas Calientes Maquia, se logrará reducir la depredación del bosque y, de esta manera, se disminuirá el riesgo de deslizamiento o derrumbe de la cadena de montañas. Es así como se podrán mantener los procesos ecológicos y evolutivos, los servicios ambientales[4] y la conservación de la biodiversidad, los cuales proveen de bienes y servicios a Contamana y a las comunidades nativas y campesinas ribereñas ubicadas en la zona de influencia.

La administración de este importante espacio se enmarca dentro del principio rector de la cogestión, porque la gente ya se encuentra sensibilizada sobre la importancia de la zona. Este enfoque es desarrollado gracias a las experiencias e iniciativas de la población y las autoridades locales, la voluntad política y el compromiso del Gobierno Regional de Loreto (GOREL) y el apoyo de instituciones no gubernamentales que vienen contribuyendo a mejorar y fortalecer el manejo de áreas naturales protegidas. Se espera que pronto, todos estos esfuerzos se cristalicen en el anhelado establecimiento del Área de Conservación Regional Aguas Calientes Maquía.


[1] Se encuentra conformada por cinco comunidades campesinas ribereñas (Nuevo Encanto de Suni, Monte de Los Olivos, Canelos, Alto Perillo y Nuevo Isla Baños) y una comunidad nativa (Nuevo Canchahuaya). Fue creada en el 2008 y formó parte del grupo de organizaciones que apoyaron la constitución del Parque Nacional Sierra del Divisor.

[2] Bosques que por sus características bióticas y abióticas son aptas para la producción permanente y sostenible de madera y otros servicios forestales.

[3] Art. 27 b de la Ley Nº 29763, Ley Forestal y de Fauna Silvestre.

[4] Flora y fauna, ecosistemas, captura de carbono, fuentes de agua, cuencas hidrográficas, la belleza paisajística, entre otros.

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