Desnutrición infantil Asháninka y Machiguenga…

La condena de la desnutrición infantil Asháninka y Machiguenga en el Valle del Río Apurímac: una propuesta de soberanía alimentaria

Por: Edber Bendezú Torres y Ricardo Risco Estrada

La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos al aprovechamiento y consumo de alimentos nutritivos, culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica; les permite decidir su propio sistema alimentario y productivo, con un suministro alimentario seguro y nutricionalmente conveniente, que pueda ser suficiente en el tiempo.

Sin embargo, en la actualidad, según el reporte estadístico local del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS), el índice de Desnutrición Crónica Infantil (DCI); obedece al 40% de la población infantil, es decir, que 4 de cada 10 niños están desnutridos y con anemia en el Valle del río Apurímac (VRA), atribuyendo esta situación a la población Asháninka y Machiguenga. Entre las causas encontramos:

1. El poblador amazónico contaba con abundantes recursos naturales que, a lo largo de su proceso evolutivo, supo aprovechar sosteniblemente para su beneficio, sobreviviendo de la caza, pesca y recolección de frutos silvestres. Con el paso de los siglos, la necesidad de establecerse en un lugar y complementar su alimentación llevó a estos pobladores a poner en marcha una agricultura de autoconsumo, generalmente talando pequeñas porciones de bosque para implementar algunos cultivos.

Posteriormente, con el incremento exponencial de la población en la zona por invasión colona, se cambió de una agricultura de subsistencia de fuentes vegetales, raíces frutos y semillas; a una de cultivos comerciales como café, cacao, achiote, piña, cítricos, coca, etc., haciéndose dependientes de productos provenientes de mercados locales y regionales, desatendiendo sus cultivos ancestrales y su soberanía alimentaria. Además, estos productos comerciales tienen una alta fluctuación de precios y debido a sus bajos ingresos económicos, no siempre pueden asegurar su sustento.

2. Durante los años ‘80, aún los Asháninka y Machiguenga complementaban su dieta alimenticia con la pesca de los ríos Apurímac y afluentes; especialmente durante la estación del “mijano”, en la que migraban los peces de los ríos profundos hacia las partes altas para desovar. Los peces dotaban de mucha proteína de origen animal a los pobladores que pescaban en forma colectiva -en clanes familiares-, pero en la actualidad, ya no existen esas prácticas ancestrales, los peces han disminuido dramáticamente, debido, principalmente, a la contaminación por el uso excesivo de plaguicidas en el cultivo de la coca, residuos químicos de la maceración vertidos directamente a los cauces en el proceso de fabricación de la Pasta Básica de Cocaína (PBC); y, por las aguas servidas vertidas sin tratamiento alguno, provenientes de los centros poblados y ciudades asentadas a lo largo del río Apurímac y afluentes.

Las consecuencias de una alimentación insuficiente e inadecuada durante los primeros mil días del recién nacido, son devastadoras y en muchos casos irreversibles, pues frena el normal desarrollo cognitivo y físico (formación cerebral) de los niños; debilita su sistema inmunológico disminuye la capacidad cognitiva que dificultará entender y aprender, entre otras consecuencias.

Debido a las causas mencionadas, la Organización Asháninka y Machiguenga del Río Apurímac (OARA), que defiende los intereses de 29 comunidades nativas del Valle del Río Apurímac (VRA) con el apoyo técnico del Centro para el Desarrollo de Indígena Amazónico (CEDIA) y en el marco de una iniciativa financiada por FEDEVACO, a través de Nouvelle Planete, han emprendido una lucha para disminuir la desnutrición crónica, mediante el proyecto “Restauración del Paisaje y la Soberanía Alimentaria en las Comunidades Nativas Ashaninka y Machiguenga del Valle del Río Apurímac” – REPASA.

El proyecto REPASA, que inició en noviembre de 2015 y culminará a fines de octubre de 2018, ha logrado la instalación de un total de 44 estanques familiares en ocho comunidades nativas: (2) Acompi Capashiari, (2) Camavenia, (4) Yevanashi, (5) Otari, (6) Gran Shinungari, (9) Sankiroshi y (16) Sampantuari, para manejar principalmente especies como el “paco” (Colossoma macropomum), “boquichico” (Prochilodus nigricans) y “carpa” (Cyprinus carpio).

Otro logro importante del proyecto es la implementación de 42 chacras integrales familiares en seis comunidades nativas: (3) Camavenia, (6) Marontoari, (5) Monkirenshi, (2) Sankirosi, (11) Kirushariato y (15) Sampantuari; de esta manera se asegura la dotación de importantes fuentes de proteína y otros elementos necesarios en la dieta diaria, provenientes de especies alimenticias muy comunes hace más de 40 años atrás y ahora presentes en las chacras familiares de los Ashaninka y Machiguenga.

Técnicos indígenas han identificado semillas y rescatado fuentes vegetales como raíces y frutos de cultivos ancestrales. Paulatinamente, estas se han distribuido entre las familias interesadas en sembrarlas y consumirlas. Además, se ha logrado establecer una dinámica de intercambio de semillas que ha permitido poner en la dieta de las familias beneficiarias estas especies alimenticias que son desconocidas para el mercado y en varios casos, para la ciencia.

Es así, que para conocer más de ellas y especialmente su aporte nutricional a la dieta de los pueblos indígenas, se han realizado identificaciones botánicas de las primeras cinco especies vegetales rescatadas. La identificación taxonómica de estas se hizo en el Jardín Botánico Missouri:

  • “Poy” (Pachyrhizus tuberosus (Lam.) spreng.),
  • “Tsogo impari” (Alocasia macrorhizos G. Don),
  • “Tsogo sanori” (Alocacia sp.),
  • “Shirina” (Maranta ruiziana Korn),
  • “Maonaniro” (Dioscórea alata L.)

Una vez identificadas las especies vegetales, fueron sometidas a un análisis bromatológico, para conocer el aporte de cada uno de estos productos, esto lo comparamos con otros alimentos más conocidos y el resultado fue el siguiente:

Tabla comparativa de composición química de Maonaniro, Poy, Shirina, Tsogo Impari y Tsogo Sanori con otras fuentes

Componentes (%)MaonaniroPoyShirinaTsogo impariTsogo sanoriSachapapa moradaCamoteYucaPapa
Proteinas0.72.40.60.71.42.41.20.82.1
Cenizas1.50.71.41.62.10.90.260.290.4
Grasas0.70.20.90.40.51.070.310.20.1
Fibras2.47.34.46.92.70.41.01.10.6
Carbohidratos22.710.835.033.938.824.127.639.322.3
Humedad72.078.657.756.554.576.199.839.4819.0
Calcio25.4851.9411.7921.7738.9422.041.0025.09.0
Magnesio20.4286.7453.1594.02168.570.001110.023.020.0
Hierro0.231.720.5415.4617.790.70.80.50.5

*Elaboración: Equipo Técnico CEDIA

 Si consideramos los valores expresados en el cuadro y analizamos otras virtudes de las plantas que presentan potencialidades adicionales para la sostenibilidad de la agricultura, podemos llegar a las siguientes conclusiones preliminares:El Poy (Pachyrhizus tuberosus (Lam.) spreng.) y la Sachapapa morada (Dioscorea trífida), contienen un buen porcentaje de proteína vegetal, de 2 a 3 veces más que el camote (Ipomoea batata), la yuca (Manihot esculenta Crantz), y la papa (Solanum tuberosum). Además, el Poy al ser una leguminosa fijadora de nitrógeno y poseer altos contenidos de “rotenona” en las semillas, es una opción interesante para ser usada en la agricultura orgánica y sistemas de producción, principalmente como cultivo de cobertura, para mejorar las condiciones del suelo y controlar las malas hierbas.

Poy (Pachyrhizus tuberosus LAM. SPRENG)

El Poy, el Tsogo impari (Alocasia macrorhizos Don), la Shirina (Maranta ruiziana Korn), el Tsogo sanori (Alocasia sp.) y el Maonaniro (Dioscorea alata L.) superan al camote, yuca y papa, entre 2 a 7 veces en contenido de fibras en su composición.

Tsogo impari (Alocasia macrorhizos Don)

El Poy contiene un alto contenido de Calcio (51.94 mg/100g) supera a todas las especies mencionadas. Asimismo, junt al Tsogo impari (94.02 mg/100g) y el Tsogo sanori (38.94 g/100g), muestran buen contenido de magnesio, superando largamente a los cultivos tradicionales como el camote, la yuca y la papa.

Maonaniro (Dioscorea alata L.)

A excepción del Maonaniro (0.23 mg/100g) y la Shirina (0.54 mg/100g), en contenido de hierro tanto el Tsogo sanori (17.79 mg/100g), Tsogo impari (15.46 mg/100g) y Poy (1.72 mg/100g) superan largamente al camote, yuca y papa.

Shirina (Maranta ruiziana Korn)

Los importantes resultados del análisis realizado a estas cinco especies de plantas, rescatadas para volver a incorporarlas a las chacras integrales en el VRA, nos alientan a seguir en esta línea y determinar el aporte nutricional de las especies consumidas ancestralmente por estos pueblos. Para el 2019, haremos los mismos estudios para otras cinco especies más y daremos a conocer los resultados.

Esta experiencia es un gran aporte que puede ser replicada en otras comunidades y regiones. De esta manera, esperamos contribuir a disminuir la desnutrición infantil en las comunidades nativas, revalorando y adaptando los alimentos ancestrales que fueron parte de su dieta por muchos siglos.

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