Hace más de 10 años, los planes de vida, impulsados por el Centro para el Desarrollo del Indígena Amazónico (CEDIA), forman parte de la organización comunal como instrumentos de planificación y gestión que orientan las decisiones y acciones de las comunidades amazónicas para alcanzar una mejor calidad de vida.
Cada plan de vida, plasma la realidad en la que viven y cómo su entorno y formas de vivir se han ido transformando. En él puede observarse las carencias, limitaciones y, también los deseos y oportunidades que buscan para salir de la situación precaria y pobre que, en muchos casos, les ha tocado vivir.
Este documento no solo expone la realidad de las comunidades, sino que también, contempla un plan de acción e identifica a los actores sociales públicos y privados con quienes deben articular para alcanzar su visión de un mejor futuro.

Un sistema de agua potable para que no sigan consumiendo agua contaminada; un botiquín comunal bien abastecido a falta de un centro de salud cercano para curar, por ejemplo, las enfermedades prevalentes de la infancia; un mejor sistema educativo o acceso a electricidad e internet son algunas de las necesidades que buscan resolver a falta de un Estado capaz de identificarlas y cubrir por cuenta propia.
Por eso, tan importante como contar con estos instrumentos de gestión, es socializarlos con las entidades competentes y para lograrlo, el CEDIA ha institucionalizado 2 veces por año, un evento denominado “Presentación de planes de vida”. Un espacio donde representantes comunales exponen el contenido de sus planes de vida frente funcionarios del gobierno regional y otras entidades del estado con el objetivo de ser atendidos.
Juliana Guerra Etene (26), lideresa de la Comunidad Nativa Ungumayo, ha sido una de las lideresas más jóvenes que ha participado en la primera Presentación de planes de vida de este año (27 de mayo de 2025). En este evento, 29 representantes más, al igual que ella, llegaron a la ciudad de Iquitos para hacer eco de las necesidades, demandas y propuestas de sus comunidades.
Juliana lidera una comunidad quechua de 80 familias (320 habitantes) que se ubica a orillas del río Marañón. Con ella conversamos sobre la situación de su comunidad y sus aspiraciones de un futuro mejor y digno.

Juliana, nos alegra que estés con nosotros, ¿cómo te sientes de estar aquí presentando tu plan de vida?
Me siento muy agradecida y feliz de estar aquí presentando el Plan de Vida de mi comunidad. Esta experiencia ha sido muy valiosa porque nos ha permitido expresar las verdaderas necesidades de Ungumayo y llevarlas directamente a las autoridades. Saber que nuestra voz está siendo escuchada me da esperanza y orgullo por el trabajo que hemos hecho como comunidad.
En esta presentación 8 comunidades son campesinas y 22 son nativas, en este caso, ¿tu comunidad es nativa o campesina?
Mi comunidad es reconocida como indígena quechua, por lo tanto, es una comunidad nativa. Sin embargo, ya no hablamos nuestra lengua originaria, y eso me entristece, porque como jóvenes sentimos que estamos perdiendo parte de nuestra identidad. También se están perdiendo costumbres tradicionales, como la elaboración de tinajas y cestos, que antes formaban parte de nuestra vida diaria y ahora casi ya no se practican.
Durante la exposición, escuchamos que 23 comunidades carecen de infraestructura educativa adecuada (local en mal estado) y que, además, la mayoría no tiene acceso a servicios eléctricos, lo que limita sus actividades diarias. En el caso de tu comunidad, ¿cuáles son las principales necesidades que enfrentan?
Desde el terremoto de 2019, la infraestructura de nuestro centro educativo quedó dañada y los jóvenes no pueden estudiar con normalidad, no tenemos aulas ni carpetas adecuadas. Me gustaría que nuestros niños y jóvenes tengan una mejor calidad de vida.
Sabemos que existen múltiples causas que han afectado los ecosistemas y los recursos naturales en muchos territorios. Una de ellas es el sobreconsumo, que ha provocado, por ejemplo, el desplazamiento o la desaparición de algunas especies animales. En el caso de Ungumayo, ¿cómo observas esta problemática? ¿También enfrentan este mismo problema?
Antes había muchos animales en nuestro territorio, pero ahora ya casi no se ven. Los peces de nuestras cochas están desapareciendo. Aún tenemos aguajales, pero ya no contamos con animales para cazar. Me gustaría que las organizaciones nos ayuden a conservar lo poco que queda, para que nuestros hijos y los comuneros del futuro tengan qué comer, para que los árboles y animales no se pierdan.
Sabemos que la mayoría de comunidades se dedica a la agricultura y a la venta de animales de caza, y que muchas de ellas han manifestado tener una economía baja o regular debido a la escasa inversión. En el caso de tu comunidad, ¿cuál es la actividad económica productiva que desarrollan para obtener recursos económicos?
Nuestra economía depende de la agricultura y la pesca pero al estar ubicados en una zona de bajial, con frecuencia se pierden los sembríos de plátano y yuca debido a las condiciones del terreno. En cuanto a la pesca, los comuneros suelen congelar o salar los peces para el autoconsumo o para venderlos en el mercado más cercano, ubicado en la provincia del Datem del Marañón. Por eso, aspiramos a implementar piscigranjas y aprovechar mejor los aguajales. Me imagino un futuro donde tengamos una buena producción de aguaje y una mejor economía para nuestras familias.
Las palabras de los líderes que presentaron sus Planes de Vida han sido muy impactantes. Por ejemplo, Tito Inuma, representante de la Comunidad Nativa Santa Clara, mencionó que ‘hay puestos de salud que están a 5 o 6 horas de camino, y cuando el río baja en temporada de verano, se extiende hasta un día de distancia’, y agregó que muchas veces las comunidades son olvidadas por los gobernantes. A partir de esto, Juliana, ¿cómo ves a tu comunidad en los próximos años?
Visualizo a mi comunidad con acceso permanente al agua potable y al desagüe; con un colegio bien equipado donde nuestros niños puedan aprender con comodidad; con cobertura telefónica que nos conecte con el mundo; con un sistema de salud digno que brinde atención oportuna; y con jóvenes formados y orgullosos de su identidad.
Juliana ha cerrado aquí la Presentación de Planes de Vida con la ilusión de haber sido escuchada y con la esperanza de que su comunidad mejore. Eventos como este buscan abrir espacios para un diálogo más amplio y construir un desarrollo verdaderamente equitativo.

