Desde el 2022, el Centro para el Desarrollo del Indígena Amazónico (CEDIA) ha recibido a ocho profesionales entusiastas en conocer la realidad de los pueblos que habitan la Amazonía peruana a través del voluntariado internacional. Estos jóvenes, en su mayoría entre los 24 y 30 años, acceden a los programas de voluntariado con el ánimo de conocer nuevas realidades ajenas a la suya y orientar sus carreras profesionales al servicio del desarrollo social.
Las y los voluntarios que llegan a la organización, gracias a la alianza con la Asociación Solidaridad Países Emergentes (ASPEm), pueden fortalecer sus capacidades en las diferentes líneas de acción de CEDIA, como Territorio, Gobernanza, Conservación y Economía Indígena, de acuerdo con su perfil e intereses.
Pero antes de ingresar a la organización como voluntarios, ASPEm realiza un proceso de convocatoria y selección que permite identificar a aquellos profesionales que no solo cuenten con conocimientos técnicos, sino que también tengan la motivación, el compromiso y la capacidad para afrontar nuevos desafíos en un entorno completamente nuevo, donde la adaptación y la interrelación cultural para dialogar con las comunidades son esenciales.
Asimismo, para CEDIA es fundamental armonizar las expectativas de los voluntarios con las necesidades reales de la organización, por lo que se busca incorporar a voluntarios con disposición para el trabajo de campo y gabinete, buen estado físico y habilidades de diálogo; requisitos indispensables, de acuerdo con Luis Trevejo, director regional norte de CEDIA, para lograr conectar e interactuar con las comunidades de la Amazonía.
Actualmente, CEDIA acoge a dos voluntarios profesionales procedentes de Italia: Giorgio Marcucci, ingeniero industrial, y Asia Irsara, especialista en Desarrollo Territorial y Cambio Climático, quienes llegaron en agosto de 2024. Ambos pasaron el proceso de selección y, posteriormente, fueron capacitados para conocer el trabajo que realiza la organización que los alojaría durante un año.
Giorgio Marcucci viene desempeñándose como asistente voluntario en el área de Saneamiento Físico Legal, donde se encarga de elaborar memorias descriptivas, escanear mapas y armar expedientes. Asia, por su parte, se desempeña como asistente voluntaria en el laboratorio del área de Sistema de Información Geográfica (SIG), enfocándose en la creación de mapas y memorias descriptivas; tareas importantes para el proceso de titulación de comunidades nativas y campesinas.

Además, ambos han participado en el diagnóstico de tenencia de tierras en la cuenca del río Amazonas y han acompañado a las brigadas de campo de las áreas de Saneamiento Físico Legal y Fortalecimiento Organizacional Comunitario, brindando soporte en actividades de demarcación de tierras y talleres de fortalecimiento comunitario, respectivamente.
Durante este tiempo, según indican, han podido conocer de cerca el contexto cultural de la Amazonía y, al conocer la realidad de las comunidades indígenas y campesinas, han constatado las desigualdades en el acceso a servicios básicos como la educación, la salud y la conectividad, notando las dificultades que enfrentan muchas comunidades para acceder a internet y otros recursos esenciales, como el agua.
Esta experiencia, aseguran, les ha permitido reflexionar sobre las brechas existentes y el impacto del trabajo del CEDIA en la promoción de los derechos de los pueblos amazónicos: «Conecté todo lo que se hace en la oficina con lo que pasa en la realidad, y eso me hizo entender que lo que hacíamos tenía un impacto de verdad. Ya no veía a las comunidades solo como comunidades, sino como personas, como yo, como cualquier otra, que viven y habitan en un territorio y tienen determinadas necesidades y derechos que el Estado no garantiza, y que, a través de la titulación, pueden acceder a mejores oportunidades”, mencionó Irsara.

La impresión de ambos voluntarios, tras estos primeros seis meses en el CEDIA, refuerza la idea de que el voluntariado no solo fortalece el trabajo de la organización que los aloja, nutriéndose de sus capacidades profesionales, sino que también contribuye a su formación integral. De acuerdo con Dani Rivera, director ejecutivo del CEDIA, los voluntarios que llegan terminan de formarse no solo en el aspecto profesional, sino también en el aspecto humano, enfatizando el valor del intercambio de conocimientos y experiencias en este proceso.
En ese sentido, el voluntariado en el CEDIA viene demostrando ser una experiencia enriquecedora, donde se evidencia un aprendizaje mutuo, en el que gana el desarrollo social a través de la generación de nuevos agentes de cambio que orientan su carrera profesional mediante organizaciones como el CEDIA, que ya vienen impactando en zonas vulnerables como la Amazonía.
Para el 2025, el CEDIA espera la llegada de nuevos voluntarios que continuarán sumándose a las iniciativas de la organización, con el ánimo de aportar a la gestión territorial y al fortalecimiento de la gobernanza de los pueblos amazónicos, dándole así un valor social a sus profesiones.
